10.4.10

Manu

Y vos me seguías preguntando qué se sentía ver el Sol,
y yo no podía comprender a qué carajos te referías,
entonces me preguntaste de nuevo, y luego me quedé solo en el callejón.
Estabas encadenada con esas esposas de lágrimas que te negaban
entender que ver el Sol no es sinónimo de brillar.
Qué ganas de brillar tenías esa noche, qué ganas de matarme de inseguridad.

Y cuando nos volvimos a ver, ahí entre las esquinas,
me preguntaste de nuevo qué se sentía ver el Sol,
yo te respondí que verlo a traves del limón no lo dejaba brillar.

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